Don Ramón busca desesperadamente a su hija, ya que sospecha que tomó la plancha sin su permiso. Al consultarle, la Chilindrina le responde que le prestó la plancha al Chavo, pero desconocen la utilidad que le pueda dar él. Al hacerse presente, con mucho orgullo comenta que utiliza la plancha para aplastar lombrices.
Una vez que recupera la plancha, el Chavo tiene que recurrir a una nueva forma de matar insectos, ahora utiliza gasolina y para coleccionarlos, los coloca dentro de una bolsita de palomitas que Quico minutos antes había tirado en el patio de la vecindad.
La Chilindrina y don Ramón confunden el contenido de la bolsita con palomitas y accidentalmente comen algunos insectos del Chavo. Para aliviar el mal sabor de boca, la Chilindrina compra caramelos.
Al mismo tiempo, doña Clotilde le prepara a don Ramón unos pasteles que todos comen en la casa de don Ramón. Ocurre un nuevo accidente para don Ramón, ya que confunde el refresco con la gasolina del Chavo, el problema se hace aún mayor cuando encienden un puro.
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