Para mala fortuna de Quico, un peso se le pierde en el patio principal de la vecindad. La Chilindrina le consulta a Quico sobre lo que sucede y éste inocentemente le cuenta, sin sospechar que minutos más tarde, el Chavo encuentra un peso en el suelo y la Chilindrina, aprovechándose de su inteligencia, le comenta al Chavo que a ella se le perdió un peso. Al Chavo no le queda de otra que darle el peso a la supuesta dueña.
Quico al enterarse que la Chilindrina tiene su peso, le propone al Chavo que si logra quitárselo, se lo puede dejar. A partir de esto comienza una serie de adivinanzas entre los niños y a base de respuestas, se aprovechan para golpear al Chavo.
Don Ramón se entera de lo que sucede y le devuelve su peso a Quico y le regala uno al Chavo.
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